Hace ya mucho tiempo que retiré el pan de mi alimentación. En mi caso no sucedió por una intolerancia al gluten, si no por una toma de conciencia en la alimentación. En ese momento de mi vida comenzaba a experimentar con la macrobiótica, práctica dietética con la que aprendí la importancia de consumir cereales integrales enteros, pues son los más ricos nutricionalmente y energéticamente hablando, se digieren mejor, tienen más nutrientes y además se trata de alimentos prebióticos. Años más tarde llegué a la alimentación crudivegana y allí me enamoré locamente de los alimentos crudos, fermentados, vivos, activados y sin procesar. Así que en ese idilio con la comida viva, continué sin comer pan horneado, éste lo cambié por crackers y otros panes deshidratados a base de semillas y algunos cereales fermentados. En los últimos meses he estado valorando mi camino de experimentación a través de la alimentación. Siento que al fin he afianzado mi opinión de que las cosas no son blancas o negras, si no que existe un gran abanico en medio que es infinitamente más confortable, apacible y coherente que los extremos, no todo tiene que ser cocinado y tampoco tenemos que huir de los cereales para hincharnos a grasas y a frutos secos. Me encuentro en pleno momento de recolecta de todo lo aprendido y comprobado y lo estoy aplicando con éxito y satisfacción a mi alimentación y a mis recetas. De esta manera siento que la dieta es mucho más equilibrada, fácil y está en harmonía con nuestra climatología. De ahí nace este pan sin gluten. Confieso que hacía años que no horneaba y que mi último pan al horno estaba hecho con granos de arroz entero, al más puro estilo macrobiótico, pero el otro día recordé esos desayunos deliciosos que me preparaba hace tiempo y que consistían simplemente en unas tostadas de pan con aguacate, aceite y germinados. De repente me apetecieron mucho y como vivo en una isla donde es difícil encontrar pan sin gluten, me puse a hornear. Tras realizar varias pruebas, al fin os entrego, orgullosa, esta receta, pues estoy segura de que la disfrutaréis. Contiene mi ingrediente “secreto”, las semillas de girasol tostadas, gracias a ellas y el aroma que desprenden mediante el tostado, hacen que este pan tenga un sabor mucho más ligero y agradable en lugar de ese sabor tan característico del trigo sarraceno. Además mediante el tostado las hacemos mucho más fáciles de digerir pues esto ayuda a retirar los ácidos (antinutrientes) también inhibidores de minerales como el calcio y el hierro. El trigo sarraceno es un pseudo-cereal maravilloso, ideal para personas que basan su dieta en alimentos de origen vegetal, pues muy rico en proteínas (tiene todos los aminoácidos esenciales) con un contenido elevado de magnesio y muchos antioxidantes (más que cualquier otro cereal), además, claro está de que no contiene gluten y por lo tanto tampoco favorece la permeabilidad intestinal. Si quieres más información acerca de este fantástico grano, puedes leer este artículo: http://www.soycomocomo.es/despensa/el-trigo-sarraceno/ Para que el pan sea esponjoso y tenga esa textura que tienen los panes hechos con cereales glutinosos, he utilizado psyllium, que es una hierba que además de ayudar a regular el nivel de glucosa en sangre y el colesterol, sirve como espesante natural. Una característica muy positiva para la elaboración del pan, es que a diferencia de otros ingredientes de características similares, como las semillas de lino, éste no tiene sabor. Como agente leudante he utilizado una levadura seca certificada sin gluten de la marca Biovegan. Esta levadura utiliza remolacha azucarera ecológica como sustrato para el crecimiento y por lo tanto no contiene gluten. Otra opción libre de gluten que podéis utilizar es un gasificante natural, la misma marca tiene uno o si no podéis buscar otras opciones en cualquier supermercado ecológico, es lo que se conoce como “baking powder” en inglés y lo único que tenéis que fijaros y es importante es que esté libre de aluminio. Espero que os animéis a hornear este pan, que estoy segurísima de os encantará. También me gustaría compartir contigo esta reflexión: la comida no tiene que ser algo complicado y que nos genere una inquietud negativa, tiene que ser infinitamente más fácil. Se trata de tan sólo un vehículo para sentirnos mejor y alcanzar un nivel de salud y energía óptimo. Un estado que nos aporte claridad mental y nos acompañe a alcanzar nuestros sueños.

Hace ya mucho tiempo que retiré el pan de mi alimentación. En mi caso no sucedió por una intolerancia al gluten, si no por una toma de conciencia en la alimentación. En ese momento de mi vida comenzaba a experimentar con la macrobiótica, práctica dietética con la que aprendí la importancia de consumir cereales integrales enteros, pues son los más ricos nutricionalmente y energéticamente hablando, se digieren mejor, tienen más nutrientes y además se trata de alimentos prebióticos. Años más tarde llegué a la alimentación crudivegana y allí me enamoré locamente de los alimentos crudos, fermentados, vivos, activados y sin procesar. Así que en ese idilio con la comida viva, continué sin comer pan horneado, éste lo cambié por crackers y otros panes deshidratados a base de semillas y algunos cereales fermentados.

En los últimos meses he estado valorando mi camino de experimentación a través de la alimentación. Siento que al fin he afianzado mi opinión de que las cosas no son blancas o negras, si no que existe un gran abanico en medio que es infinitamente más confortable, apacible y coherente que los extremos, no todo tiene que ser cocinado y tampoco tenemos que huir de los cereales para hincharnos a grasas y a frutos secos. Me encuentro en pleno momento de recolecta de todo lo aprendido y comprobado y lo estoy aplicando con éxito y satisfacción a mi alimentación y a mis recetas. De esta manera siento que la dieta es mucho más equilibrada, fácil y está en harmonía con nuestra climatología.

De ahí nace este pan sin gluten. Confieso que hacía años que no horneaba y que mi último pan al horno estaba hecho con granos de arroz entero, al más puro estilo macrobiótico, pero el otro día recordé esos desayunos deliciosos que me preparaba hace tiempo y que consistían simplemente en unas tostadas de pan con aguacate, aceite y germinados. De repente me apetecieron mucho y como vivo en una isla donde es difícil encontrar pan sin gluten, me puse a hornear. Tras realizar varias pruebas, al fin os entrego, orgullosa, esta receta, pues estoy segura de que la disfrutaréis. Contiene mi ingrediente “secreto”, las semillas de girasol tostadas, gracias a ellas y el aroma que desprenden mediante el tostado, hacen que este pan tenga un sabor mucho más ligero y agradable en lugar de ese sabor tan característico del trigo sarraceno. Además mediante el tostado las hacemos mucho más fáciles de digerir pues esto ayuda a retirar los ácidos (antinutrientes) también inhibidores de minerales como el calcio y el hierro.

El trigo sarraceno es un pseudo-cereal maravilloso, ideal para personas que basan su dieta en alimentos de origen vegetal, pues muy rico en proteínas (tiene todos los aminoácidos esenciales) con un contenido elevado de magnesio y muchos antioxidantes (más que cualquier otro cereal), además, claro está de que no contiene gluten y por lo tanto tampoco favorece la permeabilidad intestinal. Si quieres más información acerca de este fantástico grano, puedes leer este artículo:

Para que el pan sea esponjoso y tenga esa textura que tienen los panes hechos con cereales glutinosos, he utilizado psyllium, que es una hierba que además de ayudar a regular el nivel de glucosa en sangre y el colesterol, sirve como espesante natural. Una característica muy positiva para la elaboración del pan, es que a diferencia de otros ingredientes de características similares, como las semillas de lino, éste no tiene sabor.

Como agente leudante he utilizado una levadura seca certificada sin gluten de la marca Biovegan. Esta levadura utiliza remolacha azucarera ecológica como sustrato para el crecimiento y por lo tanto no contiene gluten. Otra opción libre de gluten que podéis utilizar es un gasificante natural, la misma marca tiene uno o si no podéis buscar otras opciones en cualquier supermercado ecológico, es lo que se conoce como “baking powder” en inglés y lo único que tenéis que fijaros y es importante es que esté libre de aluminio.

Espero que os animéis a hornear este pan, que estoy segurísima de os encantará.

También me gustaría compartir contigo esta reflexión: la comida no tiene que ser algo complicado y que nos genere una inquietud negativa, tiene que ser infinitamente más fácil. Se trata de tan sólo un vehículo para sentirnos mejor y alcanzar un nivel de salud y energía óptimo. Un estado que nos aporte claridad mental y nos acompañe a alcanzar nuestros sueños.

Esta receta ha sido publicada en la revista Ets el que Menges / Soy Como Como.

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PAN SIN GLUTEN Y UNA TOSTADA CON AGUACATE

Cantidad: un pan pequeño (para molde de 8’5 ancho x 15’5 largo x 5 alto)
Tiempo:  40 minutos
Utensilios: horno

Ingredientes pan:

1’5 T- 230 g de harina de trigo sarraceno
1 C – 6 g de levadura ecológica biovegan sin gluten
2 C – 10 g de psylium
1/2 T – 60 g de semillas de girasol
2 C de aceite de oliva
1 T + 2 C – 280 ml de agua
¾ c de sal de himalaya

 

· Nota: Esta receta está pensada para hacer un pan en molde muy pequeño (mira las medidas del molde en «cantidad»), para tener un resultado óptimo te recomiendo que lo hagas de esta medida.

Preparación:

Precalienta el horno a 180 °C

  1. Cuando el horno esté caliente, pon las semillas de girasol en la bandeja, introduce en el horno y deja lo justo para que comiencen a dorarse (suelen ser unos 5 minutos) sobretodo ten mucho cuidado de no pasarte, ya que el quemado es muy nocivo . Cuando comiences a oler a semilla tostada, retira del horno y deja que se enfríen un poco. Luego muélelas en un molinillo, personal blender o similar.
  1. En un bol, mezcla bien todos los ingredientes secos, luego añade el aceite y por último el agua. Continúa mezclando con una cuchara de madera. La masa será pegajosa y densa, no es una masa que puedas volcar desde un bol, si no que tienes que manipular con cuchara o similar. Eso si, tiene que tener un poco de humedad, que no sea un mazacote, si es así añade un poquito más de agua.
  1. Ten preparado un molde de cake rectangular chiquitito. Engrasa con un poquito de aceite de oliva y con la ayuda de una cuchara introduce la masa del pan. Aplana con una espátula algo humedecida y haz marca con la esta misma espátula una línea a lo largo.
  1. Introduce en el horno precalentado a 180 °C y deja que se cocine por arriba y por abajo unos 30 minutos o hasta que esté ligeramente dorado y al clavar un palillo o un cuchillo, éste salga limpio.
  1. Deja la puerta del horno abierta y deja que se enfríe durante un rato. Luego retira del horno y continúa enfriando en el molde.
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90 comentarios en “Pan esponjoso sin gluten

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